Llega el verano: Prevención de accidentes en el agua
Llega el verano y con él la pileta, la playa, los lagos, etc. Bañarse, zambullirse, nadar, practicar deportes de agua son actividades refrescantes y divertidas, por lo que cualquier fuente de agua se torna irresistible para un niño. Sin embargo, es importante conocer que todas estas actividades conllevan algunos peligros que en algunos casos pueden producir lesiones con consecuencias graves.
Los accidentes se pueden evitar y la mejor forma de prevenirlos es educar a nuestros niños para que adopten hábitos de autocuidado en todas sus actividades cotidianas. Este aprendizaje debería comenzar cada vez que se inicie una nueva actividad y bajo una adecuada supervisión.
Si bien los lugares más comunes de accidentes están relacionados a las piletas, mares o ríos, no debemos olvidar que unos pocos centímetros de agua es todo lo que se necesita para que ocurra un accidente, tal como podría ocurrir en bañaderas o piletas inflables.
Las estadísticas mundiales muestran que los dos grupos etáreos con mayor incidencia de accidentes serios en el agua, son los menores de 5 años y los adolescentes (15 a 19 años).
"Enseñar a nadar a los niños es muy importante"
La edad de inicio recomendada según la Sociedad Argentina de Pediatría es a partir de los cuatro años. Pero el hecho que un niño sepa nadar no significa que él estará seguro en el agua. Por ello los niños deben tener supervisión adulta siempre que estén en el agua o cerca de ella.
Recomendaciones
Supervisión visual constante: todo adulto responsable de dicha supervisión debe saber nadar.
Enseñar a los niños reglas de seguridad y reforzarlas cada vez que vaya al agua: no correr , no empujar a otros al agua , no nadar solo, no nadar durante tormentas y o relámpagos, no sumergirse o bucear excepto cuando está permitido y supervisado por un adulto, no jugar en el borde de la pileta.
Pedir permiso y tener supervisión de un adulto antes de entrar en una pileta privada.
Las piletas deben estar totalmente cercadas. Los cercos deben tener no menos de 1.50 mts de alto, y los barrotes que lo forman estar separados por una distancia no mayor a 10 cm, para evitar que el niño pueda pasar por ese espacio. Las puertas de acceso deben tener picaportes de autocerrado colocados a una altura que no pueda ser alcanzado por los niños, y la llave debe ser guardada fuera del alcance de los niños. Debe haber salvavidas de arrastre disponibles, y un teléfono cercano con los números de emergencias.
Es conveniente que después de bañarse se saquen los juguetes de dentro de la pileta o de los bordes para que no intenten alcanzarlos una vez que ha acabado la hora del baño. El agua de la pileta debe estar siempre limpia y clara.
Enseñar a los niños a no usar juguetes inflables ni colchonetas de agua como salvavidas, ya que pueden desinflarse y el niño hundirse.
Enseñar a los niños a pedir auxilio en caso que vean a alguien con dificultades en el agua. No deben ingresar a la misma, pero pueden arrojar un elemento de flotación al accidentado e inmediatamente pedir socorro efectivo.
Pruebe la temperatura del agua antes de permitir que los niños ingresen; las aguas muy frías (lagos) pueden causar problemas serios en la respiración y calambres.
Los niños con necesidades especiales (discapacidad, epilépticos, etc.) tienen un riesgo 4 veces mayor de sufrir ahogamientos. En estos casos debemos intensificar la supervisión.
A los adolescentes es muy importante enseñarles que: no deben realizar "clavados "ni tirarse de cabeza sin asegurarse que la profundidad del agua sea suficiente o sin la capacitación adecuada; no deben intentar rescatar físicamente a alguien a no ser que hayan sido entrenados para ello; nunca deben nadar en corrientes de agua sin conocer perfectamente el lugar; no deben tomar alcohol antes de nadar.
En fuentes de agua naturales: mar, ríos, arroyos, etc., debemos respetar las órdenes de precaución o de prohibición de baño.