El asma es una enfermedad crónica del sistema respiratorio en la que las vías aéreas disminuyen de manera reversible su calibre por contraerse los músculos que la componen o por ensanchamiento de su mucosa. Dicha respuesta es desencadenada por la exposición al frío, humedad, alergenos, humo del cigarrillo, estrés emocional, e infecciones de las vías respiratorias.
Las manifestaciones clínicas más frecuentes son la presencia de silbidos, opresión en el pecho, falta de aire, y tos que son intermitentes, se presentan más frecuentemente a la noche y presentan variaciones estacionales.
Se establece a través de una evaluación del cuadro clínico, la historia familiar y antecedentes de crisis de broncoespasmo anteriores; el examen físico donde el médico percibe las características sibilancias a la auscultación. El exámen complementario fundamental para el diagnóstico de asma bronquial es la espirometría.
El asma bronquial no se cura, pero puede controlarse con un tratamiento adecuado que consiste en la educación al paciente, que debe conocer su enfermedad, sus características, el grado de intensidad de la misma, qué desencadena sus crisis, cómo prevenirlas y cómo comenzar a tratarlas, aún antes de consultar a su médico; el control ambiental: sobre todo en el asma alérgico (lo son la mayoría), siendo de suma importancia que el paciente evite el contacto con las sustancias a las que es alérgico, y con los irritantes de las vías aéreas, en especial el humo del tabaco y tratamiento farmacológico (corticoides inhalados y broncodilatadores) que tiene como objetivo la prevención de los síntomas relacionados al asma.
Dr. Pablo Jordán
M.N. 112992